No se trata de un fenómeno surgido a raíz de la pandemia, pero sin duda ha contribuido a empeorarlo: la incertidumbre y los cambios en el entorno laboral, junto con el uso (y abuso) del teletrabajo, han difuminado aún más la separación entre la vida personal y profesional de las personas, hasta el punto de que casi tres de cada cuatro españoles reconocen ser incapaces de desconectar del trabajo y casi la mitad de ellos (el 45 %) sufren estrés laboral, según un estudio de la aseguradora de salud Cigna sobre el impacto global del coronavirus. Si ese estrés se hace crónico, puede dar lugar al burnout o síndrome del trabajador quemado, una condición reconocida por la OMS desde 2019 y que si no se trata puede degenerar en trastornos de tipo físico, emocional e incluso conductual.