El entrenador navarro Zupo Equisoain cambió el pasado diciembre las vistas desde la planta 14 de un rascacielos de Dubái, con piscina y gimnasio privados, por el gélido invierno de la campiña segoviana. Al término de su contrato como seleccionador de Emiratos Árabes este campeón de Europa de balonmano de 58 años decidió marcharse a un pueblo que no llega a los 3.000 habitantes. En Nava de la Asunción, donde uno de cada cuatro vecinos es socio de un club que hasta hace poco jugaba en la pista de cemento de un viejo frontón, la llegada de este mito de los banquillos ha renovado la esperanza de prolongar por tercer año su gran epopeya: ser la localidad española más pequeña con representación en la élite de un deporte colectivo.