Empiezan con un cosquilleo en la parte baja de la espalda que se enreda entre las piernas y que explota emanando energía por cualquiera de los puntos neurálgicos de la vulva. Parecidos a los que le provoca su pareja o consigue ella masturbándose, pero un poco más mecánico. Como un latigazo. Termina agotada, respirando con dificultad y tratando de encontrar con la mirada dónde descansar los ojos después de aquello. Lo peor fue cuando le ocurrió en una entrevista de trabajo. En mitad de la entrevista. De repente, le vino. Venus es una mujer que puede tener hasta trescientos orgasmos en un día. Sin querer.