Le faltaba a la bodega gaditana Tesalia, ubicada a los pies de la sierra de Grazalema, un vino más asequible económicamente, capaz de conquistar al consumidor joven, que es tanto como decir el futuro. Y hacerlo sin perder la excelencia de un proyecto largamente madurado por el británico Richard Golding, propietario de una finca con 106 hectáreas, de las cuales 12 son de viñedo diseñado por el experto en viticultura José Ramón Lissarrague. Bajo la dirección de su hija Natalia, enóloga, y el siempre eficaz asesoramiento técnico de Ignacio de Miguel, han creado un tinto donde prima el diseño juvenil, desenfadado y seductor al primer sorbo, que lo apuesta todo al embrujo de la fruta y su frescura. Para eso utilizan dos variedades de uva de sorprendente complementariedad, la andaluza tintilla y la francesa syrah, con una leve crianza de cinco meses en barricas de roble francés de segundo vino.