En la búsqueda que hace el videojuego por legitimarse a sí mismo, como cualquier expresión artística, a menudo los que analizamos, reflexionamos y criticamos las obras que conforman su corpus caemos en la comparativa como llave maestra. Esta es una inocente técnica que busca que el lector comprenda, a través de la contraposición de dos obras, la magnitud de un medio joven, en la búsqueda de sí mismo, al que algunos relegan al ostracismo por ser cosa de niños o, en las más chabacanas declaraciones, cosa de adictos.