Fuimos muchos, yo el primero, los que pensamos que con el mundo cerrado por la pandemia era una temeridad plantearse un acto multitudinario como este, que vive de la masificación, de los encuentros cercanos, de las reuniones profesionales y de los saraos, fiestas y cócteles sociales. Pero a la vista de los resultados, nos equivocamos. Y soy el primero en reconocerlo y decir que quien se empeñó en llevar adelante la iniciativa, acertó.