Dicen los aragoneses que todos pasan por Zaragoza pero pocos se detienen en ella. Ciudad fluvial, su situación a orillas del río Ebro y a mitad de camino entre Madrid y Barcelona la convierten en un nudo estratégico del noreste peninsular. Lo mismo que ocurría hace más de 2.000 años, cuando se llamaba Cesaraugusta, la única urbe romana que gozó del privilegio de llevar el nombre completo del primer emperador de Roma.