La presidenta Isabel Díaz Ayuso no propone, sino que espeta. Lo que ocurre es que algunos de sus exabruptos tienen verdadero interés. Hace unos días, por ejemplo, se acodó sobre la tribuna de la Asamblea, miró de soslayo al respetable y lanzó la idea de un cheque-bebé dirigido a las futuras madres. A una parte de ellas, al menos. El propósito declarado es estimular las maltrechas tasas de natalidad de nuestra región. Pero también dice sin decir lo que ya saben en demasiados barrios: que en el life-style ‘a la madrileña’, muchos hogares son pobres precisamente porque son familias.