Pateras, niños desnutridos, guerras incomprensibles y pobreza. El retrato del continente africano que los medios de comunicación han ido martilleando, informativo tras informativo, en nuestra conciencia colectiva también ha calado en las mentes de los más jóvenes. Los estudiantes canarios de secundaria, geográficamente africanos pero con el corazón virado hacia otras realidades, no escapan de la tendencia: para ellos, África es un todo uniforme y terrible, un nombre con connotaciones trágicas, miseria y guerra, paisajes áridos y secarrales, atraso, determinismo y vulnerabilidad.