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Política, cine y brujería al ritmo de Compay

El 12 de julio de 1997, mientras Cuba construía hoteles a toda prisa para enfrentar la crisis generada por la desaparición de la Unión Soviética, una explosión sacudió el lobby del Nacional. Sucedió a la misma hora que en España se daba a conocer que Miguel Ángel Blanco, concejal secuestrado por ETA días antes, había sido hallado gravemente herido en un descampado (moriría un día después). En la tercera planta del hotel, un empresario vasco escuchaba sobrecogido Televisión Española cuando en eso sonó el bombazo. “Bajé corriendo al vestíbulo. Fue un pequeño explosivo colocado en las cabinas de teléfono, que provocó diversos destrozos y heridas a empleados y clientes”, contó el hombre de negocios ese día con la cara desencajada por ambas noticias.

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