Situada entre el valle del Jerte por el noreste y las estribaciones de la sierra de Gredos hacia el oeste, lo que más sorprende al viajero que se interna por primera vez en la comarca cacereña de La Vera es el verdor del paisaje, debido a la abundancia de agua. Y es que la influencia del clima del océano Atlántico bendice la zona con abundantes lluvias en otoño e invierno, de las que brotan corrientes y arroyos que alimentan sus gargantas y pozas de aguas frescas y cristalinas, ideales para el baño en verano y primavera. Pero La Vera no solo presume de una naturaleza fascinante, sino que su patrimonio histórico y cultural, y también gastronómico, no se queda atrás. El monasterio de San Jerónimo de Yuste (visita, 7 euros), retiro en su último año de vida del emperador Carlos V, es el monumento más conocido de esta región al noreste de la provincia de Cáceres, aunque sea más hermoso el palacio de los Condes de Oropesa, en Jarandilla, o el castillo de Valverde de la Vera atesore más décadas de antigüedad.