Jamás nos cansaremos de mirar Nueva York. El fotógrafo Franck Bohbot la recorrió varios años en las noches duras de invierno para captar la hermosura de sus calles vacías, calladas, cubiertas de nieve y tocadas por el embrujo de farolas y neones
Jamás nos cansaremos de mirar Nueva York. El fotógrafo Franck Bohbot la recorrió varios años en las noches duras de invierno para captar la hermosura de sus calles vacías, calladas, cubiertas de nieve y tocadas por el embrujo de farolas y neones