“La elaboración del vidrio soplado no ha cambiado mucho desde la época de los romanos”, asegura Alba Martín, quien desde el pasado mes de diciembre enseña a 15 nuevos aprendices esta técnica ancestral –se estima que apareció en Siria en torno al siglo I antes de Cristo– en la escuela de la Real Fábrica de Cristales de La Granja (Segovia), centro de la que ella misma fue alumna hace casi dos décadas, y el único en España que transmite actualmente este arte milenario. El preciso manejo de horno, caña, ferre y bancal –las herramientas básicas, ya usadas también por los romanos– por sus maestros sopladores, prácticamente magia a ojos de cualquiera, fueron declarados patrimonio cultural inmaterial por el Gobierno español en julio de 2021.“Es un oficio que corre el riesgo de quedar en el olvido”, advierte Paloma Pastor, directora del Museo Tecnológico de la Real Fábrica de Cristales, abierto de nuevo al público tras las restricciones pandémicas, y en cuya visita guiada se puede conocer y contemplar, in situ, tan fascinante proceso creativo.