El distanciamiento religioso entre Rusia y Ucrania ha sido ostensible desde que estalló en 2014 la guerra de Donbás, en el este de la exrepública soviética. Ya en 2019 el Patriarcado de Kiev se independizó del de Moscú. Ahora, con la invasión de las tropas rusas, el cisma se hace más insalvable.