Entre los muchos riesgos a los que nos expone el cambio climático se incluye un elemento fundamental para nuestro futuro. El agua, el origen de la vida, se expone a sequías, el deshielo de los polos y las subidas del nivel del mar. Sólo en los últimos 60 años, la cubierta de hielo en el Ártico ha perdido dos terceras partes de su grosor. Preservar la disponibilidad y la calidad de nuestros recursos hídricos es, por tanto, una prioridad.