El bueno de Sancho no daba una. No mejoró su estadística cuando trató de hacer dormir al inquieto Don Quijote contando ovejas. El caballero no se durmió, más aún, se cabreó. Y con razón. Un equipo de investigación de la Universidad de Oxford reunió a tres grupos de voluntarios para probar que contar ovejas es, de todos los remedios caseros para conciliar el sueño, el que obtiene peores resultados. Trastornos del sueño aparte –para los que debería buscar la ayuda de la medicina–, la solución al insomnio ocasional, que sufre entre el 20% y el 48% de la población adulta, según la Sociedad Española de Neurología, puede encontrarse en las razones que lo provocan.