Si uno se pone a investigar entre el entorno más cercano, los motivos de las rabietas entre hermanos se repiten con frecuencia durante la infancia y la adolescencia. Las hermanas que se robaban la ropa, el pequeño que se queja de que el otro ha tenido mucha más libertad o el mayor que acusa al primero de ser “el niño mimado.” Es más, si se va a la casa familiar de algún amigo, es muy probable que salga a la luz el clásico pique sobre quién aparece más en las fotografías -sí, reconozco haber tenido la misma pelea, pero es que era un hecho comprobado: la cara de mi hermana estaba por todas partes-. Lamentablemente, estas anécdotas son tan comunes a esa edad como, las historias de hermanos que ya no se dirigen la palabra en la madurez, que no se han visto las caras -fuera de las fotografías- desde hace años.