Que el muro fronterizo con México sea capaz de electrocutar a quienes lo intenten escalar. Que sea negro para que absorba todo el calor y los inmigrantes se quemen al tocarlo. Que a su alrededor se monte un foso. Y que en el foso habiten serpientes y caimanes. Si alguno de los interesados en cruzar a Estados Unidos le arroja una piedra a un guardia o un militar, que estos les puedan responder disparándoles en el cuerpo. Todas estas ideas han pasado por la cabeza del presidente de EE UU, Donald Trump, según el libro Border Wars: Inside Trump’s Assault on Immigration, que se publicará la próxima semana. El mandatario afirmó este miércoles que la información del volumen firmado por Julie Hirschfeld Davis y Michael Shear, ambos reporteros de The New York Times, es una gran mentira. “Puedo ser duro en la frontera, pero no tanto”, sostuvo en la Casa Blanca.