La grandeza de un deportista, de Kobe Bryant en este caso, es inaprensible. Para muchos, Michael Jordan está tan por encima de todos que no hay lugar al debate. Otros sostienen que a LeBron James no se le considera como debiera. Los intangibles se sobreponen a menudo al fardo estadístico de títulos, puntos, victorias, reconocimientos. No hay una balanza que aquilate el liderazgo, la importancia de cada cual para su equipo, su legado. Está claro que ellos, tal vez algunos daría cabida a Stephen Curry, son los que podrían entrar en la conversación, el término que aplican los estadounidenses cuando se refieren al debate entre los más grandes, al menos de los últimos 30 años, desde que Jordan ganó el primero de sus seis títulos con los Bulls.