Las instituciones europeas arriarán esta semana en Bruselas la bandera británica y se despedirán de un Reino Unido que ha compartido cuatro décadas largas de la historia de la Unión Europea. Su salida el 31 de enero deja el regusto de una relación más agria que dulce, a veces distante y siempre amagando con una ruptura que ha terminado por llegar.