1. Hervido
Regresé de Puerto Rico a mi ciudad (“la furcia enorme / cuyo infernal encanto siempre me rejuvenece”, como llamó Baudelaire a la suya) con dos lecturas para pasar el tiempo sin tener que recurrir a las horrorosas y “editadas” películas (interrumpidas constantemente con avisos de la tripulación) programadas por Iberia para sus viajes transatlánticos. La primera lectura, pronto desechada, fue el ejemplar de la revista Esquire en español que me dieron en el aeropuerto, y cuyo motto —“la mejor versión del hombre”— debería especificar que se trata, en realidad, del hombre gilipollas.