Hace no tanto, solo 10 años, cuatro de cada 10 euros que los españoles gastaban en la cesta de la compra se iban a la carnicería, frutería, pescadería del barrio, o al mercado, o a la galería de alimentación. Además, salíamos mucho a la compra, tanto a estos puestos como al súper o al híper, y gastábamos una gran parte del presupuesto en marcas de consumo conocidas. En la última década se han ido imponiendo algunas tendencias que han dado la vuelta a cómo llenamos la despensa. Pese a lo que ha subido la inflación, gastamos menos en la cesta de la compra, por el aumento de productos de marca blanca, y ya no vamos tanto al tendero del barrio, o al híper, sino al supermercado —sobre todo a Mercadona—, donde compramos menos fresco y más envasado. Y últimamente, mucho listo para comer.