A menos de un año de haber tomado posesión como presidente de El Salvador, Nayib Bukele encara su primera gran crisis política. El mandatario se ha enfrentado al Parlamento del pequeño país centroamericano después que los diputados se negaran a aprobar un préstamo por 109 millones de dólares clave para financiar la estrategia de seguridad en una de las naciones más violentas del mundo. La tensión aumentó este domingo, cuando Bukele desafió a los legisladores al irrumpir, arropado por oficiales de la policía y militares, en la Asamblea Legislativa, se sentó en la silla del presidente parlamentario y ordenó el inicio de la sesión, amparado, dijo, por un derecho divino. Tras hacer una oración dejó la cámara para saludar a centenares de sus seguidores. El mandatario llamó a una insurrección popular, mientras la oposición exigió la intervención de la Organización de Estados Americanos (OEA) para frenar lo que han considerado un “autogolpe de Estado”. La noche del domingo la Presidencia salvadoreña emitió un comunicado con declaraciones del presidente, que llamaba a la calma ante “la demanda de insurrección”.