Los premios Oscar son, desde el punto de vista estilístico, un acontecimiento bastante conservador. Los hombres nominados no se arriesgan a que la posteridad los recuerde recogiendo un premio de forma estrafalaria, porque en el imaginario colectivo la estatuilla va asociada al esmoquin desde los tiempos de Clark Gable y Spencer Tracy. Así que, para la gran mayoría, el dilema indumentario se reduce a elegir la forma de la solapa, el tamaño de la pajarita o el tipo de zapatos. Por eso, en ICON hemos elegido cinco hombres que lucen el esmoquin a la perfección, y a otros cinco que se saltan la etiqueta o la adaptan a su manera, planteando versiones sobre el traje canónico o prescindiendo olímpicamente de él.