Términos como emergencia, desastre, crisis, guerra, desplazamiento forzado, refugiados o conflicto violento son cada vez más habituales en el lenguaje cotidiano y en los medios de comunicación. Ya casi nadie se atreve a acusar de catastrofismo al que los usa. Pareciera, incluso, que tras eventos como la reciente COP25 celebrada en Madrid la conciencia ciudadana y política sobre estas cuestiones, especialmente sobre las ambientales, haya avanzado y que se estén empezando a tomar medidas urgentes con carácter internacional.