Pedro Sánchez llegó al poder en 2018 gracias a una moción de censura. Fue, en cierto modo, un triunfo de la rendición de cuentas. El Congreso cumplió su función de fiscalización del Gobierno y echó a un presidente de su cargo. Si durante décadas el turnismo había sido una especie de fenómeno natural, esta vez el cambio de Gobierno se produjo gracias a un parlamentarismo bien engrasado. El Congreso no solo tiene una función legislativa.