Todo empezó con un tuit de mi querido amigo el doctor Duyos quien después de un ágape en Etxebarri meses atrás realizó una entusiasta loa de las angulas de lomo blanco, según sus palabras de sabor fino y textura delicada. Sorprendido de que un gastrónomo de su talla hiciera una afirmación tan categórica reaccioné a su envite con una pregunta abierta que nadie logró contestarme. ¿A qué saben las angulas? A nada o muy poco, me respondí a mí mismo. Apenas aportan textura. Naturalmente, me faltaba convencer a Duyos, quien me había respondido con un elegante silencio.