Antes de cada ducha, Bridgetti Lim Banda acerca el cubo vacío, lo coloca bajo la alcachofa y gira la manivela. Una vez sale, lo deja al lado del váter, con el agua que hay en él lista para ser reutilizada. “Mi conciencia no me dejaría tirar de la cadena. ¿Cómo podría hacer eso cuando sé que hay mujeres caminando kilómetros cada día para conseguir agua?”, señala. “La experiencia de hace dos años ha cambiado mi vida”, añade.