Quieres ponerte en forma y decides dar una oportunidad a la sala de máquinas del gimnasio. Aparte de por lucir un cuerpo más estilizado, has leído que una buena rutina de ejercicio de fuerza es un seguro de vida. Superas las primeras agujetas y los arranques de pereza, el plan va viento en popa, pero cuando te subes a la báscula, impaciente por ver el fruto de tanto trabajo, lo que contemplas te deja en fuera de juego; la flecha ha avanzado hacia la derecha. Si se trata de tener más salud, ¿cómo es posible que lo único que hayas ganado ha sido peso?