“Ahora soy una madre y estoy casada, pero no hace mucho fui una delincuente. Mi hermano y yo nos habíamos quedado huérfanos. Eso de alguna manera lo justificaba todo. No teníamos a nadie. Y todo había sucedido de la noche a la mañana”. Así habla Blanca, la protagonista de Una novelita lumpen, la última obra que Bolaño publicó en vida. Era un encargo de Claudio López para Random House. Pasa en Roma. La imagino en los años setenta y me hace pensar en un cóctel entre Tennessee Williams y Jean Genet. El texto parece flotar en poesía sonámbula, pero esa extrañeza suena verdadera. “No puedo creer que sea de noche, y que esta incandescencia sea la noche”, dice la hermana. Parafraseando a Marsé, podría titularse Encerrados con dos solos juguetes. Rakel Camacho firma la adaptación y la dirección, que se ha estrenado en el ambigú del teatro Pavón Kamikaze de Madrid.