Este es un bello espectáculo que entra por los ojos. Casi no hay trama porque la trama ya la sabemos: el cambio climático. Lo que se ofrece es más bien una dramaturgia visual trazada con imágenes que remiten claramente a ese fenómeno. Algunas son negativas: un contenedor de basura, bolsas de plástico, desperdicios de una cadena de comida rápida. En otras subyace una llamada a la acción: una maceta al sol, una mujer embarazada, una joven con chubasquero amarillo que podría ser Greta Thunberg pero también la visionaria Casandra de la mitología griego. Todo sucede alrededor de un domo que representa el concepto de casa: tanto un hogar familiar como el planeta entero.