Efectivamente, ya tenemos una nueva ley educativa. Cuántas van; ya he perdido la cuenta. Pero que nadie piense que esto no tiene importancia, que la tiene. Cabe preguntarse por qué se producen estos continuos cambios. Cambios coincidentes con los cambios de partidos políticos en el poder, por sistema incapaces de llegar a acuerdos de mínimos y establecer una enseñanza de calidad. La expresión “enseñanza pública” es pronunciada como un mantra en los discursos, pero ¿a qué colegios llevan los políticos a sus hijos? Puede que saberlo nos sorprendiera. Un país de futuro es aquel que tiene un buen sistema educativo, no aquel que iguala a la baja y deja que se produzca el paso de curso con esfuerzos mínimos o insuficientes. La juventud tiene mucha fuerza unida. Imaginad esa juventud bien preparada con sólidos conocimientos y sentido crítico, derivado todo ello de una enseñanza de calidad.