A pesar de los avances en la reducción de la desigualdad en América Latina, este sigue siendo el continente con las mayores inequidades de renta a nivel global. En un contexto de ralentización de la economía como el actual, es necesario que la región defina un marco de política fiscal que permita sostener los avances sociales alcanzados hasta la fecha y, en la medida de lo posible, ir más allá. La evidencia empírica internacional cada vez es más contundente sobre la importancia de la redistribución, no solo como vehículo para alcanzar una mayor igualdad de oportunidades, sino también para mantener la estabilidad democrática y el crecimiento económico.