A veces me pasa que me gusta muchísimo una canción de un grupo al que todo el mundo odia y que yo puede ser que también odie. Pero la canción, por lo que sea, me pone de buen humor, le encuentro encanto, la pongo en bucle y salgo a pasear por los montes de Sanxenxo o por los parques de Madrid con ella a todo volumen en los cascos.