Cuando el lunes 16, a las dos de la tarde, Laura Sanz, profesora de Derecho de la Seguridad Social, se sentó frente a sus alumnos, no lo hizo en su aula habitual de la Universidad Camilo José Cela (UCJC), en Madrid, sino frente a un ordenador y a través de un campus virtual. Para ellos, como para el resto de los 9,5 millones de alumnos cuyas clases quedaron abruptamente interrumpidas la semana pasada debido al ya infame COVID-19, su educación depende ahora de un entorno digital al que muchos han tenido que acostumbrarse en cuestión de días. Pero ¿de qué herramientas y recursos disponen profesores, estudiantes y familias? Y, sobre todo, ¿cómo está siendo esa transición?