Esta carta es un llamamiento a no hacer nada. A aburrirse. Estamos cumpliendo un confinamiento colectivo y algunos parecen más estresados que cuando andan peleándose con sus deberes diarios. Ni en pleno encierro parece haber un mínimo de calma a la hora de intentar desconectar. Si escuchas la radio: todo son propuestas para hacer más soportables estos días. Si enciendes la televisión: lo mismo. Si te acercas al ordenador y accedes a las redes: ya esto se transforma en un desenfreno atronador. Y los mensajes son siempre los mismos. Haz. Haz cosas. No dejes de hacer. Cuando quizás no nos vendría mal intentar alcanzar un poco de tranquilidad. De calma. De reposo. De silencio. Incluso. Por lo que tal vez este tiempo sería una buena ocasión para volver a nosotros. Para reencontrarnos con una serenidad que los tiempos que habitamos no nos permiten.