Cuando se piensa en pescado azul, automáticamente se vienen a la cabeza los nombres del atún, la sardina o el salmón. Incluso la trucha. La caballa es esa candidatura olvidada, la que siempre se queda injustamente en el tintero. Y no será por falta de motivos, ya que su valor nutricional está a la altura de sus compañeros de escudería y, encima, a un precio muy asequible. Scomber scombrus es su nombre científico, también conocida como caballa del Atlántico. Es un pescado azul de familia de los escómbridos, de cuerpo alargado y robusto, entre 20 y 50 centímetros de largo, que le permite nadar a velocidades altas durante los períodos migratorios. Su hábitat natural es el océano Atlántico, el mar Mediterráneo y el mar Negro. Suele vivir en aguas medias, a unos 250 metros de profundidad, y solo sube a la superficie para cazar. En invierno bajan a profundidades aún mayores, donde permanece sin comer. La primavera y el verano es su momento de migración, y lo hace formando grandes bancos uniformes cerca de la superficie. Esos meses también son los de su temporada de pesca, sobre todo, entre febrero y mayo.