La frambuesa es uno de los miembros más delicados de la gran familia de las rosáceas. En estado silvestre crece en bosques o prados, aunque lo más normal es que las que llegan al plato procedan de algún huerto dentro del entramado de la industria alimentaria. Tiene una forma redondeada o cónica, un tamaño de entre 15 y 20 mm y una piel aterciopelada cubierta de un fino vello. La variedad más conocida y autóctona de Europa es la Rubus idaeus, de un tono rosa intenso casi rojo (por algo se conoce como el color frambuesa). Aunque menos frecuente, también puede encontrarse la frambuesa amarilla, que se trata de una mutación de la roja o un híbrido entre la R. idaeus y R. strigosus. Su color es entre amarillo y naranja dorado y posee un sabor más dulce y suave. Como la rareza que es, al menos por estos pagos, su precio es más elevado. En el Norte de América existen otras variedades de color rojo y negro, como el frambueso silvestre (Rubus strigosus), el frambueso negro (Rubus occidentales) y frambueso púrpura (Rubus neglectus).