Kiko Veneno apenas tenía 27 años cuando Camarón grabó su tema Volando voy junto a Tomatito, Raimundo Amador y Ricardo Pachón, productor destacado dentro del flamenco moderno, para uno de los discos más influyentes de la música española, La leyenda del tiempo. Tardaron un mes en terminar un álbum que en el momento fue un desastre en ventas –apenas vendió 5.000 copias– y vilipendiado por un público que no comprendía por qué José Monje abandonaba el flamenco puro que le había convertido en una figura clave de este género musical. “Los gitanos lo devolvían diciendo que aquello no era flamenco”, se cuenta en el documental Camarón. Flamenco y Revolución. No deja de ser curioso que un trabajo tan revolucionario como este llevara por título el nombre de un poema de Federico García Lorca, ferviente defensor de la pureza del flamenco.