Quizá no hayas reparado en ello, pero razonamos charlando internamente, en una suerte de diálogo ilimitado que desemboca en un hecho incuestionable: con quien más conversamos diariamente es con nosotros mismos. Así, nos desperezamos parloteando mentalmente, nos rebatimos frente al espejo y mantenemos activo un despiadado alegato ininterrumpido hasta el momento en que nos volvemos a dormir. Luego están los domadores de palabras: escritores, periodistas, filósofos, cantautores, raperos o todo ello a la vez, con esa habilidad para trenzar términos hasta transformarlos en ideas capaces de mantenerse suspendidas en nuestro pensamiento.