Durante la época de la Transición, la voluntad general se concentró en la lucha contra los efectos de la crisis económica y la superación de la dictadura; en la actualidad, es una potente epidemia la que ha concitado la cohesión social. Se oyen ahora voces que llaman a limar diferencias ideológicas y a trabajar en la construcción de un nuevo consenso que nos permita remontar no solo la inmensa crisis sanitaria que estamos padeciendo, sino también sus inevitables consecuencias posteriores. Pero este consenso, necesario para aprobar unos Presupuestos de reconstrucción nacional, debe extenderse no solo a la economía y la sanidad, sino también a áreas tan relacionadas y decisivas como la educación o el medio ambiente, y también, incluso, al modelo territorial.