Un lienzo roto tirado en el suelo invitaba a que los visitantes lo pisaran y terminaran habiéndolo añicos. Era julio de 1961 y Yoko Ono exponía su obra en la neoyorquina AG Gallery, con 28 años. Pintura para pisar se basaba en la práctica que impusieron las autoridades religiosas japoneses durante el shogunato Tokugawa (1600-1868), como medio para identificar y erradicar a los cristianos. El cristianismo era ilegal en Japón a finales del XVI y principios del XVII porque se consideraba una amenaza extranjera a la soberanía japonesa. Los sospechosos de ser cristianos fueron obligados, durante más de dos siglos, a pisar imágenes de Cristo o de la Virgen María. Los que se negaban eran encarcelados y torturados o condenados a su ejecución.