La marea de mascarillas para prevenir la covid-19 que ha se ha implantado en nuestras vidas resulta una estampa inquietante para los adultos, al igual que para los niños, que de la noche a la mañana se han visto privados con este uniforme facial de ver las sonrisas y otros gestos faciales que les aportan información imprescindible sobre las personas de su entorno. “Los niños se fijan mucho en la cara, además de en otras características, como el olor o el sonido de la voz. Les ayuda a darse cuenta de quién es la persona con la que están interactuando. Por eso, Las mascarillas pueden dificultar este proceso de comunicación no verbal”, explica Carla Valverde, psicóloga clínica infantojuvenil del Centro de Salud Mental de Alcobendas.