UN LIBRO: El expediente, de Timothy Garton Ash
El 1992 Timothy Garton Ash fue convocado al departamento de Seguridad del Estado de la ex RDA. Allí una funcionaria le entregó una carpeta ocre de cinco centímetros de grosor. “Tiene usted un expediente muy interesante”, le dijo. Garton Ash no daba crédito. Aquellos documentos eran los informes redactados por los espías de la Stasi que le habían estado siguiendo durante su estancia en Berlín en 1978. Tenía 23 años, estudiaba la resistencia al nazismo y gozaba de un salvoconducto para cruzar el Muro con cierta flexibilidad. No fue el hecho de haber sido espiado lo que sorprendió al historiador británico sino haberlo sido por personas de su entorno a las que le unía una relación sentimental o académica. Pasada la sorpresa, llegó a una conclusión: un expediente de la Stasi es un regalo todavía mejor que la magdalena de Proust para la memoria.