Puede que el hábito haga al monje, pero es el estilo de vida lo que hace el hábito. No es igual vestir en un clima frío o cálido, con humedad o sin ella, en trabajos sedentarios o profesiones que requieren estar todo el día desplazándose. Y los tiempos que vivimos, en los que nuestras costumbres han cambiado radicalmente y nuestro sistema de valores se ha definido más, están influyendo poco a poco en el modo en que percibimos nuestra ropa.