Desde que empezó el apocalipsis se han compartido toda clase de hipótesis sobre cómo será el mundo al día siguiente de que pase el terror, pero casi todas son especulaciones no muy distintas a las que plantea un novelista de ciencia-ficción. Todo lo que se escriba ahora sobre el futuro corre un altísimo riesgo de ser refutado. Los datos son tan cambiantes que no sirven para hacer ninguna proyección fiable. A veces, simplemente, no hay datos.