Uno de los efectos más inesperados del confinamiento fue nuestro cambio de moda súbito y drástico. Los que no teníamos que trabajar presencialmente nos convertimos de golpe en esa Chenoa con chándal tan icónico que tanto nos representó a todos.
Uno de los efectos más inesperados del confinamiento fue nuestro cambio de moda súbito y drástico. Los que no teníamos que trabajar presencialmente nos convertimos de golpe en esa Chenoa con chándal tan icónico que tanto nos representó a todos.