“Todo hombre y toda mujer es una estrella”, escribía el mago Aleister Crowley a principios del siglo XX. Usted es una estrella, sus padres son estrellas, del mismo modo que lo son sus amigos y compañeros de trabajo. Elvis Presley fue una estrella tanto en su dimensión humana como en la artística y también lo fue James Ellis, enigmático cantante que afirmaba ser el mismísimo rey del rock and roll y que actuaba bajo el nombre no ya de un astro, sino de una constelación entera: Orion.