Hace tiempo que el trabajo de Alessandro Michele como director creativo de Gucci va más allá de las prendas o el diseño. El creador romano, artífice de una auténtica edad de oro para la firma de moda italiana (así lo dicen las cifras), ha sabido mantener un difícil equilibrio. Por un lado, colecciones que reflejan el zeitgeist del momento –el debate del género, la fusión entre el pasado y el futuro, el culto al objeto, la identidad, la ruptura de clichés y la libertad– sin renunciar a seducir al público sin cortapisas. No es solo cuestión de alternar proyectos experimentales y blockbusters, sino de hacerlo todo a la vez y salir airoso de la pirueta.