La NBA está a punto de reanudarse en la burbuja de Miami con 22 equipos aspirando al título y con ausencias muy llamativas. Junto a los Golden State Warriors, grandes dominadores del último lustro y hoy inmersos en su propio (incomprensible) laberinto, se han quedado fuera, sin ir más lejos, franquicias con tanta mística y leyenda como los Chicago Bulls, los New York Knicks y los Atlanta Hawks. Sin embargo, en opinión de un tal Isiah Thomas, ayer deportista brillante, hoy dirigente deportivo tirando a mediocre, la ausencia más dolorosa es sin duda la del favorito sentimental de los que aún creen en el baloncesto de clase obrera: los Detroit Pistons.